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domingo, 25 de julio de 2010

Tacos


Tacos de pastor



Los dioses del Olimpo crearon la Ambrosía, que era su alimento. Pero en México tenemos los tacos (que además están al alcance de todos). Lo acepto, soy tacólico, y como tal no puedo dejar el vicio de los tacos.

Desde que tengo memoria me gustan, que me gustan, ¡me encantan!. Te los puedes comer de un par de bocados, hay una amplia variedad de ellos:
De pastor, de canasta, de vapor, paseados, de carnitas, de pescado, pollo, guisados, queso, de cazo...

Son tan sencillo, simplemente pones algo en una tortilla y ahí tienes un taco. Los tacos que encontramos en la calle por la noche son de los más adictivos que hay, en lo personal prefiero los tacos del vapor sobre los del comal. En otras palabras, me gustan más los de cabeza (que incluyen ojo, paladar, trompa, cuerno, molleja, etc.), carnaza, labio y lengua; que los de bistec, suadero, chorizo, tripa, pastor, adobada, y los demás que se guisan con mucha manteca.


Tacos de chorizo

Por estos lares, se usa que te los sirvan con cilantro y cebolla picada, y salsas (generalmente alguna picosa y otra sin chile). Y ese es uno de los principales secretos de los tacos, si la salsa no es buena, el taco se devalúa. Cuando la salsa es buena el taco mejora (claro que si la carne no está buena, ni la salsa lo salva).

Según cuentan en mi casa, cuando yo estaba en la más tierna infancia en la que todavía ni los dientes me salían, cuando iban a los tacos el taquero sacaba una rebanada de lengua y se la daba a mi madre diciendo:

--Este pedazo es para el cliente--refiriéndose a mí
 Obviamente, yo me la comía.

Recuerdo que cuando estaba en la primaria, casi a diario quería ir a los tacos, me encantaba hacerlos ahogados en salsa roja, con mucha cebolla y cilantro y llegaba a comer 4 ó 5.


Conforme fui creciendo, cada vez me animaba a probar nuevos sabores, en lugares diferentes, la forma en que los sirven y las salsas siempre han sido un factor clave. Asimismo, he ido a lugares en los que los tienen además de las salsas nopales asados, o bien guacamole, en otros tienen salsas de pepino, o gran variedad de salsas a escoger para tus tacos. También empecé a probar sabores nuevos, supere la carnaza y el bistec, para dar paso a las tripas, chorizo, suadero, pastor, cabeza, labio hasta que llegamos a los sesos (que no son mis favoritos).

No me imagino a un mexicano que no le gusten los tacos, en las diferentes partes del país he encontrado tacos, y siempre tienen clientes. Quizás porque son económicos o porque, como ya mencioné, son fáciles de comer y preparar. Además de que incluyen elementos que ya utilizaban los mesoamericanos: tortilla y chile.

Tacos varios

Imaginemos que vamos por la calle en la tarde, a eso de las 7:00 P.M. y de repente llega de golpe a tu nariz, el olor de unas cebollas friéndose, junto con el olor del bistec y el chorizo guisándose y el vapor de los tacos del sudadero. Como en las caricaturas, o cual canto de sirenas (en este caso olfativo) te hacen ir hacia los tacos, de repente ves la gente comiendo con gusto, paladeando cada bocado, mientras alguien los arregla con su salsa, cebolla frita, frijoles, limón, de seguro la saliva se te hará agua y la tentación caerá sobre ti.



La cantidad, es cuestión de antojo, capacidad y sabor. Los más que me he comido son 22, pero esa ocasión el antojo era total, estaban deliciosos y la salas estaba excepcionalmente buena. Actualmente no me puedo comer más de 12 ó 13, pero disfruto cada bocado, es un placer que no puedo dejar. Y además no me interesa dejarlo.

miércoles, 7 de julio de 2010

Caduceo: Hermes y Asclepio

Todos conocemos de uno forma u otra al caduceo, que una vara con dos serpientes entrelazadas con una alas en la parte superior. O bien, como una vara con una serpiente enredada. En la imagen el de la izquierda es el caduceo de Asclepio (Esculapio en Roma) y el de la derecha el de Hermes. El de Asclepio es el símbolo de la medicina y el de Hermes de la Paz, la Concordia, el comercio, la comunicación y los heraldos, y de los caminos y los viajeros.


Hermes



En la mitología grecoromana esta vara era llevada por los heraldos, siendo su dios Hermes (Mercurio en el panteón romano), que además era el dios del comercio. De acuerdo al mito, Hermes vio luchar a dos serpientes y las separó pacíficamente con el caduceo. Las serpientes dejaron de luchar y se separaron.

Siendo Hermes el patrono de los comerciantes, los mensajeros y los ladrones, el caduceo se traslado al símbolo de estas profesiones. Ya que convirtió en el símbolo de la paz, la concordia y el comercio. Hablaremos un poco más a profundidad de Hermes.

Hermes (Mercurio para los romanos) es el dios del azar y la riqueza, patrono de los comerciantes y los ladrones, guardián de los caminos y protector de los viajeros, mensajero de los dioses. Según el mito es hijo de Zeus y de Maya. A las pocas horas de nacer, siendo un dios creció rápidamente y salió a búsqueda de aventuras. Una vez fuera de la cueva en la que nació vio un rebaño, que era propiedad de su hermano Apolo, sintió la tentación de robarlo, y lo hizo poniéndole calzado de corteza al rebaño para que no dejaran huellas. 

En el regreso se encontró con una tortuga y con su caparazón  y las tripas de unas vacas hizo un nuevo instrumento musical (la lira). Cuando Apolo descubrió que le habían robado sus vacas ofreció una recompensa para aquel que encontrara al ladrón. Sileno, hijo de Pan que pasaba cerca de la cueva en la estaba Maya y Hermes, escuchó la música de la lira. LLegando a la cueva se encontró con Cilene (la nana de Hermes) y le preguntó:

--¿Quién es el músico?

--Un niño muy listo que ha nacido ayer. Ha construido un nuevo tipo de instrumento musical, tensando tripas de buey en la caparazón de una tortuga.

En ese momento, Sileno vio las pieles de los bueyes y las reconoció como pieles de los bueyes de Apolo. Entonces pregunto:

--¿Acaso esas son las pieles de los bueyes con los que hizo su instrumento?

--Sí--contestó Cilene--¿Por qué?

--Porque son de los bueyes de Apolo

--¿Estás acusando a un niño inocente de ladrón?

--Si no fue el niño fuiste tú.

--¿Cómo te atreves a decir esas cosas viejo asqueroso?

En ese momento se hizo presente Apolo, hecho una furia se metió en la cueva y despertó a Maya

--Me llevaré a tu hijo porque me ha robado mis bueyes

--¿Cómo puedes decir tal cosa? Mi hijo es un recién nacido

--Eso no le impidió robarse mis bueyes

Se dirigió hacia donde estaba Hermes lo agarró y se lo llevó al Olimpo, para que Zeus le impusiera un castigo.

Una vez en el Olimpo, Apolo convocó a un consejo de dioses para que decidieran el castigo que se merecía el ladrón. Todos los dioses se presentaron precedidos por Zeus. Con el ceño fruncido le preguntó:

--¿Quién eres, pequeño?

--Tu hijo Hermes, padre--contestó--he nacido ayer

--Entonces, seguramente eres inocente de este crimen

--¡Claro que no!--objetó un indignado Apolo--Estoy seguro que robó mis bueyes

--Así es, yo robé los bueyes de Apolo--contestó el infante--pero, ayer no entendía la diferencia de lo bueno y lo malo. Te pido perdón por lo que he hecho, y te regreso los bueyes que quedan. Los dos que maté eran en sacrificio para los doce dioses del Olimpo.

--¿Cuáles doce, si somos once?--preguntó Apolo

--Pues, ustedes y yo mismo.

Zeus y el resto de los dioses decidieron que era justo que le regresa sus bueyes a Apolo.

Ambos regresaron a la cueva, en lo que Apolo recogía sus bueyes Hermes se puso a tocar la Lira. Apolo sorprendido con ese instrumento.

--¿Qué es eso? Deja inmediatamente ese instrumento, ¡el dios de la música soy yo!

--Lo haré, pero si a cambio me puedo quedar con los bueyes.

Apolo sorprendido por la propuesta, no sabía que hacer así que decidió quedarse con la lira, para cerrar el trato se estrecharon las manos. Volvieron al Olimpo para informar que ya habían resulto el problema de los bueyes. 

Entonces Zeus llamó a Hermes, y sentándolo en sus rodillas le dijo:

--Hijo mío, eres muy listo. Pero debes tener cuidado de no mentir y de hacer las cosas correctamente

--Te prometo que así lo haré--respondió Hermes--Quisiera que me nombraras tu heraldo para que veas que puedes confiar en mí.

--Que así sea--le dijo Zeus-- Además, te encargaras de los negocios, de todas las compras y las ventas, y de proteger el derecho de los viajeros a circular por cualquier camino público que quieran, siempre que sea en paz y concordia.

Así Zeus le entrego su caduceo, un pétaso áureo para protegerse de la lluvia y unas sandalias aladas doradas, que lo harían volar más rápido que el viento. 

Comerciantes y viajeros utilizan a Hermes y su caduceo como símbolos:





Asclepio




Es hijo de Apolo y de la ninfa Corónide. Muerta ésta por serle infiel a Apolo, Hermes salvó al hijo de la pira funeraria y lo entrego al sabio Centauro Quirón, rey de los centauros, que se hizo cargo de su educación. Le enseñó el tiro con arco, el alfabeto, astronomía, pero lo que más le gustó estudiar fue la medicina. Tras estudiar por años con Quirón Asclepio se convirtió en el más grande médico de Grecia. 

Al ser tan grande su fama Atenea, le obsequió dos redomas de la sangre de Medusa, con una podría revivir a los muertos y con la otra destruir instantáneamente a quién se la diera. 

Con ello Asclepio revivió dos o tres veces a algún muerto, cosa que molestó sobremanera a Hades, dios del inframundo. Constantemente se quejaba con Zeus porque le reducía súbditos en el inframundo.

--Uno de los hijos de Apolo me está quitando súbditos

--No te preocupes, aunque los cura tarde o temprano mueren--respondía Zeus.

--Pero también se ha opuesto a tus mandatos--dijo Hades muy serio

--¿Cómo es eso?--preguntó Zeus desconcertado

--Hace días resucitó a Hipólito que había sido descuartizado por sus caballos.

Zeus se puso furioso, se levantó de su trono y lanzo un rayo sobre Asclepio matándolo. 

Apolo se enojo tanto por la muerte de su hijo que en venganza contra su padre mató a todos los cíclopes de Zeus, que fueron los construyeron los muros del Olimpo y forjado sus rayos.

Zeus castigó a Apolo, ordenándole que se convirtiera en un simple pastor  durante un año y que se pusiera al servicio del rey Admeto de Feres, un simple mortal.

Los símbolos de Asclepio era la serpiente que representa la renovación (a causa de su muda piel, que se creía era permanecer eternamente joven). Utilizaba un caduceo con una serpiente. Así como los perros por ser guardianes de los humanos.

El báculo de Asclepio se comenzó a utilizar como símbolo de la medicina en la edad media. Y por un error en las fuerzas aéreas estadounidenses confundieron con el de Hermes. La Organización Mundial de la Salud utiliza el caduceo de Asclepio en su escudo.  Así como los paramédicos.



martes, 6 de julio de 2010

Fleurs du mal (subtitulos en español)

Una de las piezas más rockeras y góticas de Sarah Brightman es, sin duda, Fleurs du Mal. Desde los primeros acordes te atrapa y te suelta:


Sarah Brightman - Winter In July

El concierto de Sarah Brightman "La Luna" arranca con "Winter in July una canción una letra profunda. 

lunes, 5 de julio de 2010

La prisión de la sombra

La casa tenía un jardín grande antes de entrar. Lo primero que se observa es una enorme ventana con los marcos de madera. La casa de fachada blanca con tejas sobra la ventana y al costado derecho, la puerta de gruesa madera con herrajes antiguos.

Tres escalones llevan a la puerta que abre suavemente para dar paso a un recibidor, con piso barro rojo, un escalón a la derecha lleva a una sala que da al ventanal de la entrada. Tiene una chimenea, estantes con libros y pequeñas esculturas. Los sillones son confortables y claros. A la izquierda hay una puerta que da al baño y a un costado unas escaleras que llevan a la segunda planta.

Adelante cuatro escondes llevan a otro descansillo que tiene una puerta a la izquierda una banca a la derecha coronada con un jardín iluminado por un domo, el jardín da también a la sala. A la derecha del descansillo se encuentra el comedor de madera tallada, que da al fondo un ventanal que da un patio con árboles. A la izquierda, se encuentra una cocina espaciosa.

Subimos a la segunda planta, al frente esta un barandal que da al jardín del descansillo de abajo. A la derecha sobre lo que es la sala hay una biblioteca. A la izquierda están los dormitorios.

Bajamos de nuevo hacia la puerta que esta frente a la banca del descansillo y abrimos la puerta que da a una alacena. A la derecha hay otra puerta que conduce al sótano. Bajamos los escalones de piedra recubiertos con madera, el lugar está polvoriento, hay muebles, libros, estantes con cajas. Al fondo hay un hogar con el fuego encendido que hace que el lugar sea cálido. A la derecha en un rincón hay unas rejas. Nos acercamos y a través de ellas podemos observar a un hombre extremadamente delgado, con los cabellos blancos, tirado en el piso, con una túnica azul claro. Lo observamos, está débil, cansado, levanta lentamente el rostro y vemos sus ojos cansados y cristalinos. Murmura algo ininteligible, cuando le preguntamos que porqué está ahí. Nos responde que por ser una carga, por ser torpe.

Por un momento, pensamos en sacarlo, pero rechazamos la idea, no porque represente un peligro, sino que se ve tan frágil que pensamos que si lo sacamos quizás no pueda afrontar los peligros del exterior, incluso que podría morir.

Parece que ve nuestras intenciones, y se arrastra hasta la reja. Y observa. Vemos la reja, pero no hay cerradura, no vemos la forma de sacarlo. Le comentamos que por el momento está seguro ahí, que tiene que recuperarse y que una vez que encontremos la forma de sacarlo lo haremos. Que debe ser paciente. Asiente y se recuesta.

Regresamos por donde llegamos y subimos lentamente los escalones volteando en dirección a donde está el viejo. Subimos con la duda de si es seguro para él sacarlo, cómo ayudarle a que sea fuerte, cómo abrir la prisión en la que se encuentra.

Subimos hasta a la biblioteca de la segunda planta y nos recostamos en un sillón y despertamos.

Los chiles

Decía mi bisabuela que la comida muy picante era comida de porfiados. Y lo más seguro es que tuviese razón, después de todo hay que estar dispuesto a “sufrir” para disfrutar la comida enchilosa.

Alguna vez escuché que si en una casa había frijoles, café, tortillas y chile ya había que comer. Y la verdad es que desde tiempos precolombinos han sido la base de la alimentación de los pueblos mesoamericanos. Pero de entre el maíz, el frijol, el café y el chiles es éste último el que hace especial a la comida mexicana, así como a nuestro país.

En nuestro país el chile juega un papel muy importante en vida diaria, es un condimento, un ingrediente principal y un elemento del folclor. Existen diversos tipos de texturas, colores, formas, tamaños y picante. Desde niños nos acostumbramos a su sabor y a la sensación de "quemada" que deja el probarlo.

Stefan Klein en su libro "La fórmula de la felicidad" sostiene que el consumo del chile por parte de los seres humanos supone un rasgo característico de nuestros cerebros, ya que mamíferos como las ratas prefieren morir de hambre antes que comer el fruto picante, ni que decir de las cantidades en las que lo consumimos. Nunca me había percatado de tal cosa hasta que hice un experimento en casa, a las perritas de la casa les encanta comer salchichas y decidí ofrecerles un trozo de salchicha con un poco de chile, y ninguna de las dos se la comió de hecho lo olfatearon y se retiraron del trozo de salchicha, como si estuviera envenado. Algo similar sucedió cuando una pelota con la juegan cayó en un resto de salsa, cuando se las lanzamos ya la atraparon inmediatamente la escupieron.

Si la reacción instintiva de los mamíferos es no comer chile, ¿por qué no podemos dejar de comer con el chile como un ingrediente central de nuestros alimentos?  Porque la gente se acostumbra, porfía, como diría mi bisabuela, a la hora de comer.

Los mexicanos, los indios y los chinos estamos acostumbrados a comer chile desde la tierna infancia, nos dan comida fuertemente condimentada, incluso a los niños chupadedos y dependientes del chupón suelen untarles chile para que dejen el hábito. Además de que la comida sin picante no nos sabe a nada es como comer cartón

Es tal la importancia que damos a los chiles que incluso en el mundial de 1986 la mascota fue un chile jalapeño con sombrero y bigote. Gran parte de las comidas que preparamos tienen como ingrediente indispensable los chiles: el mole es una muestra de ello, es una mezcla de distintos tipos de chile con cacahuates, pan y jitomates.

También nos encontramos con los chiles rellenos, entre ellos los chiles en Nogada, o bien la barbacoa, los chilaquiles, las enchiladas, las tortas ahogadas, la birria, el aguachile, y la gran variedad de salsas.

En cada región del país encontramos que sus chiles de uso cotidiano son distintos, mientras que en el sureste muchos platillos son acompañados del chile habanero, en el centro del país lo hace el chile jalapeño y el chipotle. En Michoacán el chile manzano o perón es un común, mientras que en Sonara lo es el chiltepín

Para la gastronomía nacional se requieren de todas estas variedades. Frescos o secos, con alto nivel de picante o sólo para darle color a la comida. Por ejemplo, los chiles cuaresmeños o jalapeños pasan a ser los chiles chipotles una vez que están secos y sus aplicaciones son totalmente diferentes. Generalmente los encontramos curtidos o frescos para hacerlos rellenos, como ingredientes para guisos y salsas. Mientras que los chipotles los encontramos adobados, y secos para salsas o algunos guisos (como algunas recetas de mole).

Hay chiles con un nivel de picante tan alto que pueden causar taquicardia e incluso, en casos extremos, paros cardíacos y otros que son meramente decorativos. Lo simpático es que generalmente los chiles de menos tamaño son los que suelen ser más picantes. El chile habanero es de un gusto muy picante y de sensación aceitosa, pero es pequeño de tamaño, algo similar sucede con el piquín y el chiltepín. En contraparte nos encontramos con los chilacates y el pimiento morrón que, en el primer caso su función es de teñir, mientras que el segundo es decorativo.

Pero nuestra cultura no sólo los usa en el los guisados, sino que también en el arte nacional del albur, dónde esté fruto es un metafórico pene, siendo también un nombre genérico del mismo en distintas zonas del país. Junto con el mariachi, el tequila, las tortillas, lo tacos y los nachos, los chiles son representante de nuestra cultura y tradiciones, los encontramos en diferentes presentaciones en nuestro mosaico cultural. 

Días de lluvia

¿Cuántas veces no hemos escuchado a las personas decir que los días lluviosos son días melancólicos, tristes, huevones, etc.? También hay quienes dicen que los días con lluvia se antojan para la platica, el café o el sexo. Quizás todas las aseveraciones son ciertas, después de todo uno ve los días de acuerdo a su estado anímico. Por tanto, es comprensible que a las personas que les agradan los días soleados, se sientan tristes. O bien podemos tomar estos días como un punto de relax a nuestras actividades cotidianas. Todo depende de la forma en que enfoquemos el día.

La manera en que vemos los días va cambiando con el paso de los años, recuerdo que cuando era niño a muchos de mis compañeros de escuela les encantaba la temporada de lluvias. Por un lado nos porqué se suspendían las clases y por otro, los juegos de calle en medio de los charcos, las corrientes de agua y el lodo daban un plus a la diversión. Entonces los días de lluvia eran días de fiesta y de desmadre. Nos importaba un comino que hubiera o no hubiera sol, y que pensar que nos podíamos enfermar.

Las madres salían como las locas buscando la manera de que sus retoños se cubrieran, que no se fueran a ensuciar, porqué además de que se iban a desvelar cuidando a la cría, tenía que lavar ropa con lodo que no se secaba, porqué, obviamente, seguiría lloviendo y sol se dilataría en salir para el beneplácito de nuestras progenitoras.

Podemos deducir que los comentarios de nuestros amigos y conocidos respecto a los días con lluvia tienen mucho que ver con lo que nos hacían y hacíamos pasar a nuestros padres. Así los niños que no podían ni asomar la nariz a la calle, amenos que fueran disfrazados de astronautas o bomberos, que se aburrían como ostras porque no podían jugar con los amigos, ni ver la tele han generado una aversión por éstos días. Mientras a los de pequeños, ya sea que nos fugáramos o que nos permitieran salir a jugar en el remanente lluvioso, nos parecen días entretenidos, incluso nos gustan. 

El gusto o disgusto de los días lluviosos, también es una reacción a nuestras responsabilidades en la vida adulta. Las personas que trabajan en oficinas o enclaustradas la lluvia no es una visita grata, después de todo están cansados y lo que menos desean es mojarse. Mientras que las personas que trabajan de arriba para abajo pueden tomarla con total gusto o con la más mala leche que se pueda imaginar. Corren como locos en cuanto comienzan a caer las primeras gotas de lluvia, compran paraguas, se disfrazan de sabrá dios que cosas con capas negras hechas de bolsas de basura, caminan pegados a los muros por las aceras, evitan charcos, goteras y desagües haciendo movimiento propios de los ninjas. Los camiones huelen a pura humanidad (a lo que olemos mojados, más sudor, más asfixia, más un poco de mal aliento).

Los que sin lugar a dudas aman los días con lluvia son los dueños de cafeterías, bares, tiendas de renta de películas y los moteles. Ya que en estos días todos esos "pecados" se antojan con más ganas. Sólo imaginemos que el día está nublado, fresco y húmedo rayando en frío. Nos hemos puesto ropa abrigadora, salimos a la calle y comienza a caer un chipichipi la reacción es tratar de guarecernos y buscar un lugar cálido y seco. Por ese motivo recurrimos a caer en algún café, en llegar comprar y/o rentar una película para verla en casa o en invitar a nuestr@ peor es nada a un lugar retirado y dónde nos dar calor "fraternal, cercano y mutuo", después de todo a nadie le parecería extraño que uno llegue un poco tarde la lluvia hace del transito se pone caótico con el agua. Y a nadie sorprende que llegue uno con el pelo mojado.


No sé a ustedes, pero a mí me encantan los días lluviosos.