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jueves, 14 de julio de 2011

Libros vs. Películas

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Ver una buena película y leer un buen libro son placeres singulares. En nuestra sociedad en la que los libros están condenados a los rincones o a los salones de clases podría parecer que éste último placer se niega a muchas personas.

Uno de mis profesores de Literatura de la Preparatoria nos dijo con mucho acierto: “Es fácil dar con los libros que te gustan. Busca aquellos libros de los que han salido tus películas favoritas y estarán adentrándose al mundo de la lectura”. Quizás parezca cosa sencilla planteado de esa manera. Pero, muchas personas desconocen que muchas películas han salido de algún libro.

Recuerdo que alguna vez en una Feria Internacional del Libro, una muchacha chulísima que trabaja en un stand nos detuvo para vendernos un libro: “Frankenstein”. Nos abordo y con su encantadora sonrisa y posando su curvilíneo cuerpo nos dice muy seria: “Compren este libro. Es muy bueno. Además lo escribió una mujer. Pero lo mejor del libro es que es el que más se apega a la película” Cómo cubetada de agua helada me cayó el último comentario (¡¡¡adiós calentura!!!) Ella estaba plenamente convencida de que la(s) película(s) habían sido las precursoras del libro que ella ofertaba. No la culpo, es probable que, como la mayoría de las personas, no hubiera leído ni ese ni cualquier otro libro que no fuera de texto o impuesto en alguna clase en la escuela.

El caso es que podemos ver como en algunas ocasiones los estudiantes no leen los libros que les dejan. En su lugar buscan versiones reducidas, monografías o películas, especialmente películas. El motivo es sencillo. A un libro deben dedicarle tiempo exclusivamente a él, usar la imaginación y leer (cosa que no enseñan a hacer en las escuelas, mucho menos inculcarlo). En cambio con las películas dedican al rededor de 2 horas de su tiempo viendo la representación de la obra escrita, a la que le tienen que invertir más tiempo.

Sin embargo, muchas veces las películas se quedan por debajo de la imaginación y de la fantasía del libro (con algunas excepciones que pueden ser fantásticas). Podemos encontrar muchos casos de malas adaptaciones o de mutilaciones o de destrozo total de las obras. Por supuesto que en nuestra sociedad en la que somos muy visuales, no hay una cultura de la lectura y lo que más se vende son las series, las telenovelas y las revistas, muchas veces ni se enteran de que hay un gran libro detrás de la película que están viendo. Así nos encontramos destrucciones de obras como Drácula, Los tres mosqueteros, Percy Jackson, los clásicos de Disney (que la mayoría de las veces no tienen nada que ver con la historia original) adaptaciones libres como las de Bourne, entre otras tantas.

Pero hay ocasiones en las que una película descubre a un libro o serie de libros, ya sea por lo bien lograda o por qué la fantasía pegue en el público; quizás el caso más conocido es el de la saga de Harry Potter, o el Señor de los Anillos; incluso de Stardust de Neil Gaiman, Coraline, La Entrevista con el Vampiro, entre otras. Lo cierto es que aunque el libro sea bueno y bien adaptado a la pantalla grande, en raras ocasiones logran mayor alcance los libros que las películas. Suelen juzgar a muchos libros por sus adaptaciones cinematográficas, y no al revés.

Somos libres de elegir que forma de entretenimiento nos conviene más: Cine o lectura. Personalmente, prefiero la lectura y si alguna película me agrada buscó el libro o viceversa. Por experiencia propia puedo decir que los libros, generalmente, ganan la batallas. Aunque, tristemente, la guerra la estén perdiendo.

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