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martes, 13 de diciembre de 2011

Navidad, navidad


Cada fin de año las casas se ven inadidas por un montón de lucecitas, árbolitos nevados repletos de esferas y adornos, angelitos, santa closes, renos y lo más importante: El nacimiento.

En medio de la avalancha comusista en la que nos vemos envueltos año tras año, es difícil  recordar cual era el objetivo principal del festejo. Sin ir muy lejos vean la televisión y observen cuantos comerciales y propaganda gira en torno a que uno compre determinados productos: ropa, zapatos, juguetes, fragancias, cosméticos, planes de ahorro, y mil cosas más. Y que decir de la cena que, en muchos casos, es un pavo (que pobres todo el año son guajolotes, menos para estas fehas).

Sin embargo, a Navidad como su nombre lo indica es un festejo cristiano que gira entorno al nacimiento de Jesús (que algunas regiones le llaman el niñito Dios). Los preparativos para tal evento en algunas familias son harto complejos. Adornan la casa con sus mejores galas (manteles y trastes), le hacen un ropón y hasta hacen sesiones de rezos y cantos. Además el festejo navideño es uno de los más largos de la religión cristiana. Comienza, en algunas zonas, con las posadas que representan el pregrinaje de María y de José hasta el alumbramiento de Jesús en Belén. Posteriormente se representa la llegada de los tres sabios Reyes que le llevan obsequios (incienso, oro y mirra) con lo ellos lo aceptan como un hijo de Dios. Por último se festeja el día de la candelaria en Febrero en el que levanta al niño del pecebre.

Podemos observar que mucha gente adorna con nieve, y que el personaje regordete que se viste con pijama roja es aún más llamativo y recurrente en todas partes que momento que se pretende celebrar. El "Santo Clos, San Nicolás, Papá Noel o Sant Claus" llegó para quedarse. Muchos niños, y personas adultas, no conciben que este singular personaje no sea presente en las casas bienaventuradas en las que la navidad se festeja.

El rechoncho, que no aparece por ninguna parte en el nacimiento de Jesús, es má pensemos en la zona de medio oriente hace dos mil años, no creo hubiera ríos copiosos, mucho menos nieve, coníferas y renos. Por si fuera poco Belén no está nada cerca del Polo Norte (donde se supone que vive el gordito en compañía de sus renos mágicos y de unos elfos que le ayudan a fabricar juguetes para los niños del mundo, supongo que ahora le ayudan los chinos...

Al rededor de la navidad, han aparecido muchas historias no solo las de Santa Clos y Jesús. También está el clásico "Cuento de Navidad" de Dickens que cuenta la historia de hombre avaro, cruel y amargado que no festeja la navidad. La noche previa a navidad es visitado por el fantasma de su antiguo socio que le avisa que será visitado por tres espíritus ( que son los de las Navidades pasadas, presentes y futuras) que le mostraran que lo escencial de la navidad no es el consumismo, sino el ser fraternos, solidarios y cooperadores,  que la familia es algo importante y que hay que cuidarlo.

No importa como festejemos, con quién, ni con que objetivo. Lo que es un hecho es que las personas en general se encuentran uno de dos estados de ánimo: o emotivos, festivos y alegres; o meláncolicos, tristes y preocupados. Sin embargo, parece que el cuento de navidad de Charles Dickens aún hoy refleja los estados de ánimo de las población en estas celebraciones.




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